El posparto es una etapa de profundos cambios físicos, hormonales y emocionales que pueden influir directamente en la vida sexual de la mujer. Retomar la intimidad después del nacimiento del bebé es un proceso que requiere tiempo, comprensión y comunicación con la pareja. Lejos de ser igual que antes del embarazo, la sexualidad posparto se transforma, y reconocer esta nueva realidad es parte del proceso de recuperación integral.
Desde el punto de vista físico, el cuerpo necesita tiempo para sanar. Durante el parto, los músculos del suelo pélvico se estiran y pueden debilitarse, especialmente si hubo desgarros o episiotomía. Según el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), se recomienda esperar entre 4 y 6 semanas antes de reanudar las relaciones sexuales, aunque este tiempo puede variar según cada caso y el tipo de parto. Además, la disminución de los niveles de estrógeno puede provocar sequedad vaginal, lo que genera molestias o dolor durante la penetración.
En el plano emocional, muchas madres experimentan cansancio, falta de deseo o inseguridad con su cuerpo. Factores como la falta de sueño, los cambios hormonales y la atención constante al bebé pueden afectar el deseo sexual. A esto se suma el miedo al dolor o al embarazo, especialmente si no se ha establecido aún un método anticonceptivo adecuado. Es importante entender que la libido puede tardar en volver a los niveles previos al embarazo, y que cada mujer tiene su propio ritmo.
Tips y consejos de autocuidado:
- Escucha tu cuerpo: No te apresures a retomar la vida sexual si aún no te sientes lista.
- Lubricación: Usa lubricantes a base de agua para aliviar la sequedad vaginal.
- Ejercicios de Kegel: Fortalecen el suelo pélvico y mejoran la sensibilidad.
- Comunicación abierta: Conversa con tu pareja sobre tus miedos y necesidades.
- Tiempo para ti: Procura momentos de descanso y conexión contigo misma; el bienestar físico y emocional va de la mano.
La lactancia también influye en la sexualidad. La hormona prolactina, que estimula la producción de leche, puede disminuir temporalmente el deseo sexual. Al mismo tiempo, la oxitocina, presente durante la lactancia, refuerza el vínculo emocional, lo que puede mejorar la intimidad de pareja en otras formas no necesariamente sexuales. Entender estos cambios hormonales ayuda a vivir el proceso con paciencia y empatía.
Por otro lado, los métodos anticonceptivos posparto deben elegirse con orientación médica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda esperar al menos seis meses antes de un nuevo embarazo. Existen opciones seguras durante la lactancia, como los métodos de solo progestina (minipíldora, implante o dispositivo intrauterino), que no afectan la producción de leche materna.
El aspecto emocional de la sexualidad posparto no debe subestimarse. La depresión posparto, la baja autoestima o el estrés pueden influir negativamente en el deseo sexual. Buscar apoyo psicológico o terapia de pareja puede ser de gran ayuda para restaurar la conexión afectiva y fortalecer la comunicación. Recordar que la intimidad va más allá del sexo es clave para mantener la unión emocional durante esta etapa.
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