La convivencia con animales domésticos durante el embarazo y la llegada de un nuevo miembro a la familia representa un desafío logístico, emocional y sanitario. Las mascotas, especialmente perros y gatos, forman vínculos estrechos con sus tutores y pueden experimentar estrés o cambios conductuales ante la alteración de rutinas. Diversos estudios de comportamiento animal señalan que los cambios en el ambiente familiar pueden generar respuestas como ansiedad, territorialidad o regresión en mascotas, haciendo necesario un enfoque preventivo.
Se ha documentado que animales como perros pueden detectar cambios hormonales en humanos, incluso en etapas tempranas del embarazo. Este reconocimiento puede alterar su comportamiento, haciéndolos más protectores, ansiosos o demandantes. Comprender esta capacidad olfativa e instintiva es clave para anticipar reacciones y adaptar paulatinamente el entorno antes del nacimiento del bebé.

Los especialistas en comportamiento animal recomiendan reforzar comandos básicos como “quieto”, “ven” o “abajo” meses antes del parto. También es recomendable exponer gradualmente a la mascota a sonidos de bebés como llanto, juguetes, música infantil ,para reducir reacciones indeseadas cuando el recién nacido llegue al hogar. Un entrenamiento positivo, consistente y libre de castigos es esencial para una transición exitosa.
A continuación, te presentamos algunas recomendaciones:
Reducir progresivamente la atención exclusiva hacia la mascota antes del parto, para evitar una caída abrupta de interacción.
Exponerla a sonidos de bebés mediante grabaciones suaves que simulen llanto o ruidos del entorno infantil.
Introducir objetos con olor del bebé, como una mantita, antes del primer encuentro directo.
Establecer rutinas estables de alimentación y paseo, que se puedan mantener tras el nacimiento.
¿Es importante realizar chequeos médicos a tu mascota antes de la llegada del bebé?
Desde una perspectiva sanitaria, la revisión médica de la mascota es indispensable. El veterinario debe garantizar que esté al día con sus vacunas, desparasitaciones y tratamientos antiparasitarios. También es importante discutir el riesgo de zoonosis, especialmente en hogares con gatos (toxoplasmosis) o con animales que salen al exterior, ya que los recién nacidos poseen un sistema inmunológico inmaduro.
Después del parto, es necesario observar de cerca cualquier cambio de conducta en la mascota, como agresividad, pérdida de apetito, vocalizaciones excesivas o comportamientos regresivos. Estos signos podrían indicar estrés, celos o inseguridad. La intervención oportuna de un etólogo o adiestrador especializado puede prevenir incidentes y mejorar la calidad
A largo plazo, una relación temprana entre niño y mascota puede fortalecer vínculos afectivos, mejorar habilidades sociales y fomentar el respeto por los seres vivos desde la infancia.
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